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lunes, 13 de febrero de 2012

EL PORRÓN ENAMORADO

Ayer me desperté oyendo en la radio a Manuel Lozano Leyva ( físico nuclear, escritor y divulgador científico catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla) e Ignacio Morgado (catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencia y la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, dos hombres tan ilustrados y sesudos hablando de algo tan común y mundano como es el amor con motivo de que el próximo martes es San Valentín.

En el apartado del programa CIENCIA PARA CURIOSOS y tras la siguiente entradilla:
"Me sube la bilirrubina, ¡ay! me sube la bilirrubina, cuando te miro y no me miras y no lo quita la aspirina ¡no! ni un suero con penicilina, es un amor que contamina. ¿Bilirrubina, serotonina, dopamina, norepinefrina, testosterona...?, o lo que es lo mismo, ¿es el amor pura química?
Cuando el amor os llegue, seguidlo"

Bajo el especifico título de “la química de amor” mantuvieron una charla bastante interesante, didáctica y amena cuando cerca ya del final de la misma el profesor Lozano Leyva argumentó, hizo una comparación tan sencilla y vulgar como interesante para que todos entendiéramos la física del amor “Un hombre enamorado funciona como un botijo”, dijo, el amor, entre otras cosas, nos altera la temperatura corporal, nos la sube por “el calentón” y como el cuerpo humano se tiene que mantener a 36,5º, la única forma que tiene de bajarla y mantenerla es sudar, por lo que nuestro cuerpo actúa con la misma termodinámica del botijo, ya que al sudar enfría su interior.

O sea los porrones de verano de barro de La Rambla representan el enamoramiento máximo ya que son los que más sudan.

Juan Antonio Cid Ortega
13 de febrero de 2012


Ahí va el enlace del podcast del programa para que podáis oírlo vosotros:

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