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sábado, 14 de abril de 2012

REPÚBLICA


Hace 81 años, el 14 de abril de 1931, se instauró en España la 2ª república que, como todo lo que significaba igualdad en derechos y libertad para todos los españoles, fue erradicada de raíz por el alzamiento militar del general Franco y la posterior llegada de su sanguinolenta (por el rencor y las represalias), prolongada e inquisitorial dictadura.

La república, al contrario de los argumentos que en su día usaron para denostarla, fue ensalzada en otros países ya que su llegada se produjo de forma pacífica y sin derramamiento de una sola gota de sangre.

La República trajo consigo un reforzamiento y la universalización de la democracia.

En las Elecciones municipales del 23 de abril de 1933 por primera vez en la Historia de España, las mujeres pueden votar. Los derechos y los deberes se hicieron igualitarios.

En el primer bienio republicano (1931-1933), se llevaron a cabo diversas reformas que pretendían modernizar el país de acuerdo con su entorno europeo, entre ellas el reforzamiento de la educación como cimiento básico de la independencia y de la libertad, en unos años en que casi la mitad de la población era analfabeta, se crearon 13.000 escuelas, frente a las 35.000 que existían, y se habilitaron a 14.000 maestros con mejores salarios, se abordaron interesantes proyectos en el campo educacional, contando con el antecedente de la labor de la Institución Libre de Enseñanza y la Junta de Ampliación de Estudios (modernización de la Universidad, ampliación de los centros y alumnos de bachillerato) e importantes realizaciones en el campo cultural (bibliotecas ambulantes, misiones pedagógicas).

Entre otras leyes destacadas se aprueba en el parlamento, el 9 de septiembre 1932, la Reforma Agraria, el proyecto más ambicioso de la Segunda República por su calado económico y social.

Teniendo como base la separación de la Iglesia y el Estado, se promulgó la extinción del presupuesto del clero y culto y el sometimiento de las órdenes religiosas a una ley especial. A lo largo de 1932 y 1933 se fueron promulgando leyes y decretos complementarios: matrimonio civil, divorcio y secularización de cementerios.

La laicidad, el libre pensamiento religioso, al contrario de algunos argumentos que han llegado hasta nuestros días, además de procurar que ninguna confesión religiosa sea impuesta, tenga ningún tipo de privilegios, trato de favor o que se eleve sobre las demás, procurando con ello que el que sienta una creencia la sienta de verdad, así realmente defienden y luchan por una religión aquellos que verdaderamente creen en ella. No es justo que comenzando por el bautismo a una persona con escaso tiempo de vida, aprovechando su falta de conocimiento, se le imponga un credo; sí hay que ser mayor de edad para ejercer determinados derechos, por ejemplo decantarse mediante el voto democrático por una ideología política, ¿por qué no esperar hasta que cada persona pueda tener el conocimiento de las doctrinas religiosas existentes para que pueda optar libremente?



A nadie se le debe imponer nada y menos sin su aprobación, tampoco nadie debe de gozar de tratamientos especiales, de privilegios sobre los demás por formar parte de determinada familia o tener cierto linaje, por formar parte de una dinastía.

Juan Antonio Cid Ortega
14 de abril de 2012

http://www.izaping.com/2717/la-ii-republica-espanola.html


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