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sábado, 8 de septiembre de 2012

LA TAN DENOSTADA POLÍTICA

APROVECHANDO QUE EL PISUERGA PASA POR VALLADOLID


Hay quien parece no sentirse a gusto en el espacio de tiempo de paz más largo de nuestro país.

Desde 1975 en que falleció el gran dictador de España, tras casi 40 años de autarquia, disfrutamos del más largo periodo de paz y democracia.

Resulta verdaderamente penoso que, aprovechando los tiempos tan dificiles que estamos atravesando, haya quienes al denostar la política, dejan caer de soslayo, dando a entender sin decir, una tan negativa como inoportuna, crítica al sistema político democrático del que el propio pueblo español, mayoritariamente, se dotó en su día.

Es cierto que no hay que conformarse con todo, que hay que ser crítico en determinados momentos, coyunturas o ante lo que podamos estimar injusto sobre todo para con que tienes menos posibilidades de subsistir ante retos que pretenden dificultarles la vida o anularles toda capacidad de rebeldía.

Injusticias las hay, las ha habido siempre, y las seguirá habiendo por parte de los más poderosos hacía los más necesitados, pero se trata de poder hacerles frente de la mejor forma posible y yo soy el primero en rebelarme y denunciar determinadas situaciones.

Criticar determinada actuación política nunca debe entenderse como desacuerdo con el sistema democrático sino con una acción puntual de los políticos de turno que nos gobiernan por desición de la mayoría de nosotros mismos.

Yo no estoy de acuerdo con el dicho tan extendido de que todos los políticos son iguales pues sería tanto como afirmar que todas las politicas aplicables son lo mismo y no es así, ¿o acaso es igual favorecer a los que más fácil lo tienen en vez de a los más desfavorecidos?

Hay quienes quieren aprovechar, que el Pisuerga pasa por Valladolid, el malestar social del momento o la coyuntura adversa que vivimos para denostar o degradar a la clase política en general, que estamos pasando una grave crisis económica y de forma demagógica afirman aquello de que “los políticos ganan mucho”, “que se lo llevan crudo” o de que la corrupción está generalizada y es algo normal en nuestro sistema (cosa que no es así) para hacer el máximo daño posible a la democracia a favor de sus ideas totalitarias.

Quizá la diferencia entre nuestro actual sistema político plural y democrático y los sistemas cerrados y autocráticos de mesiánicos dictadores sea la tranparencia y la luz de la libertad frente al oscurantismo de otros tiempos en nuestro país.

Es normal estar de acuerdo o no con quienes nos gobiernan y criticarlos y levantarse contra su forma de hacer las cosas ya que es la manera de hacerse notar de los más afectados en cada momento. Pero estar en desacuerdo con determinada ideología o con la forma de actuar de determinados políticos no debe ser interpretado como una genérica desafección a la pólitica.

Sé puede ser más favorable a una república más democrática (el jefe de estado también es elejido y no es impuesto a dedo) que a la monarquia que tenemos, pero que en todo caso sea el pueblo con sus votos y libremente quien elija a sus mandatarios o gobernantes.

Siempre será preferible un desacuerdo o una crítica a la opacidad de los sistemas no democráticos de otros tiempos por más que haya quienes aprovechando el mal momento actual den rienda suelta a su añoranza por tiempos tan pasados como oscuros.


Juan Antonio Cid Ortega
Septiembre de 2012






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