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domingo, 11 de abril de 2010

Presentación de mi libro Y MIENTRAS TANTO... LA VIDA - (8 de marzo de 2010)

Buenas tardes-noches a todos los asistentes a este acto, a los que estáis aquí o en vuestras casas, a todos los presentes y a los ausentes accidentalmente o de forma definitiva sencillamente porqué ya no están entre nosotros pero nos acompañan y nos acompañarán siempre en el recuerdo… a todos saludos y gracias.

Hoy es 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, sin duda mujeres trabajadoras son todas, pero mi madre, ha sido siempre, y es, además de trabajadora, luchadora y sufridora desde que nació y hasta hoy a sus más de 80 años de vida, es por ello que he escogido a propósito esta fecha para esta presentación.

Hace tres años, en otra oportunidad como esta, fue un amigo quien le puso voz a mis palabras, pero en esta ocasión, por ser especial para mí, quiero ser yo mismo quien intente exponer mis pensamientos, mis sentimientos… a ver si consigo que me entendáis algo.

Recientemente leí el libro de Ángeles López, titulado “Martina, la rosa número trece” en el que narra los sucesos sufridos en su corta vida por una de las trece mujeres, las trece rosas que adolescentes aún; padecieron hasta el límite de dar su vida, habiendo sido fusiladas en la penosa y fratricida guerra civil española por el simple hecho de defender sus ideas de izquierdas, por defender la democracia y la libertad establecidas aquellos años en la segunda república española.

En el magnífico y muy esclarecedor prólogo de ese libro escrito por Antonio Muñoz Molina dice en su comienzo: “El pasado, se ha escrito, es un país extranjero. Y el de los demás, el de nuestros mayores, el pasado que sucedió antes de nuestro nacimiento, es el país más extranjero de todos…”

A lo que yo me permito añadir que si el pasado es un país extranjero, el futuro es un desierto inmenso e inhóspito, sin caminos y de horizontes confusos.

Estoy cansado de ser,
estoy cansado de estar,
cansado estoy de volver
mucho antes de llegar.


La literatura y la aritmética, tal y como siempre se nos ha pretendido dar a entender, no son ciencias tan antagónicas.

Sólo las diferencia el que la literatura es creatividad, imaginación, plasmación subjetiva de unos hechos reales o ficticios, y la aritmética, o matemáticas, son, en lo que se conoce, una ciencia exacta y objetivamente demostrable que nos permite sumar, enlazar o encadenar, palabras, frases o una sucesión de hechos, siendo ese el caso de este libro.

Pues sí, la vida no es más que eso, la suma de lo que nos ocurre desde que nacemos y hasta que morimos, ¡Sea bueno o malo lo que nos pase en cada momento, todo es vivir!

El principio es nacer y el final morir, Y MIENTRAS TANTO… LA VIDA.

Y van pasando los años
y con los años la vida,
en la vida hay desengaños,
momentos que no se olvidan...

Las personas, los seres vivos, al morir desaparecen físicamente pero dejan a su paso, para bien o para mal, huellas, estelas o rastros en la historia de su tiempo, en la memoria de sus contemporáneos... pero sobre todo permanecerán para siempre en los corazones de aquellos con quienes compartieron la vida; perdurarán, vivirán eternamente imborrables en el recuerdo de sus seres queridos.

Si hay algo relativo en esta vida es el paso del tiempo, ya que, a pesar de que su medida es siempre igual, pasa más lento o rápido dependiendo del momento, del qué o del cómo se vive, de lo que estemos haciendo o sintiendo, de si se está pasando bien o mal.
El tiempo es redondo, es un bucle infinito, es siempre el mismo que se repite y pasa una y otra vez infinitamente, sin embargo las personas son distintas dependiendo del momento, del día…; en cada situación la gente es distinta en sus respuestas ante un problema, en sus acciones o en sus reacciones.

Como se suele decir “el tiempo no pasa, los que pasamos somos nosotros”.

El tiempo pasa y no pasa
es infinito, va y vuelve,
entretanto las personas
pasan y desaparecen.

Centrándome ya en el contenido de este libro, que nadie espere un relato continuo, no es una larga historia novelada con un principio y un final, es una recopilación de testimonios, de retratos o relatos cortos, una pequeña biografía familiar, de recuerdos fugaces, de muescas en el alma, de experiencias que aunque vividas en momentos distintos y distantes en el tiempo conforman el pasado individual de cada persona, o común de una familia o de una generación completa.

Es un recorrido por mis recuerdos, por las vidas de mis antepasados, en definitiva son testimonios de personas mayores, de mis padres, de mi tío, o de otras que no forman parte ya de mi familia, siendo ese el caso de Ana Ciria entre otras, pero que vivieron o recuerdan determinados hechos o momentos, y al tiempo es la plasmación de reflexiones o deseos propios.

Vuelvo a retomar el tema de las mujeres de para referirme nuevo a mi madre ya que en el eje central de este libro es ella misma la que relata en primera persona la hiel de experiencias amargas vividas, desgracias suyas y de su familia pero todas ellas sufridas en carne propia, vivencias marcadas no solo por las dificultades para sobrevivir durante aquellos años tan difíciles, sino sobre todo por la pérdida de seres queridos durante aquella inútil y maldita guerra entre españoles.
Relato ese, el de mi madre, que yo solo me he limitado a corregir y ensalzar.

En definitiva son historias de mi familia y su historia, de mi propia historia, de la de todos.

Mi madre ejemplo de entereza siempre, desde que era niña y hasta el día de hoy sufriendo y viviendo desgracias encadenadas; ella entiende que su vida no es suya, que no se trata de vivir para ella misma sino de una entrega continua a los demás (en este caso para ayudar a otras personas no tiene que salir de casa).

Me pregunto ¿hasta dónde?,
¿por qué?, ¿cómo?, ¿hasta cuándo?;
pero nadie me responde,
la vida sigue pasando.

Ella se casó en la creencia de que al poner fin a anteriores etapas de su vida, el futuro iba a ser mejor, pero lamentablemente las cosas iban a cambiar poco. Finalizaron los años de decadencia y de hambre de su niñez, de su juventud, y desde el matrimonio con mi padre fue cambiando la modalidad de sus desdichas, pero al menos ahora eran compartidas, comenzaron a ser enfermedades continuas, sucesivas hasta la actualidad.

Entre noviazgo y matrimonio fueron aproximadamente 60 años, 60 años en los que mis padres compartieron todo.

Aunque de forma más sigilosa mi padre, SIEMPRE ESTUVO AHÍ.

Mi padre, que decir de mi padre… que envuelto siempre en su capa de sencillez y humildad fue cómplice de desgracias que sufrieron y vivieron juntos y en primera persona.

Como mi madre todavía está presente aún puedo ofrecerle este pequeño tributo en persona, ese abrazo que creo que nunca le he dado...

Ella se lo merece todo, pero todo es poco, no es nada para la dolorosa crueldad de la vida que le ha tocado vivir.

Y es que cuando de vivir se trata hay que olvidar pronto lo malo y hay que quedarse con lo mejor de los escasos momentos de alegría, de felicidad.

Hay que quedarse con lo mejor de lo malo, con la cara de cada cruz, con el envés de cada revés.

Cuando de vivir se trata,
si se trata de vivir
cada momento delata
lo difícil que es seguir…

Esto es un pequeño, muy pequeño, un minúsculo homenaje para lo que ella se merece.

Siempre la cabeza alta mirando adelante, al frente, escuchándonos, apoyándonos, ayudándonos a vivir a todos, compartiendo siempre lo peor de los demás y lo mejor de ella… TODO.
GRACIAS A TODOS.
















"INTENCIONES DEL AUTOR" del libro “Y MIENTRA TANTO… LA VIDA”

Además de un pasado todos tenemos unos antepasados, querámoslo o no, y aunque haya quien quiera renunciar a su lugar o personas de procedencia, los hechos son irrenunciables y cada cual tiene su historia.

Habrá quien piense que hablar de mi propia gente, de mi familia, de mí mismo resulta pretencioso, pero nada más lejos de mi intención.

Con este libro sólo pretendo dejar constancia y legado que perdure en el tiempo de todo aquello de lo que me siento orgulloso, mi pasado y mis antepasados.

En definitiva mi intención no es otra más que dejar testimonio escrito de mi forma de ver e interpretar mi propio pasado, el cómo y por qué he llegado y estoy aquí, sólo quiero traducir mi presente, pero sobretodo pretendo recordar a aquellos gracias a los que estoy aquí y principalmente a mis progenitores, a mis padres.

Al fin y al cabo escribo esto porque soy consciente de que de ciertas personas, por su sencillez y su humildad, nadie se acuerda y nadie les reconocerá nunca sus meritos a no ser que sea alguien cercano, como es este caso.

Las personas nacen, viven hasta que mueren siendo las mismas aunque las experiencias que van viviendo les pueden hacer ir cambiando. Si lo pensamos fríamente el paso del tiempo únicamente cambia en ellas, además de su físico, su carácter o sus conocimientos, pero raramente cambian su forma de ser o sus sentimientos.

Las personas no cumplen años siendo el tiempo el que pasa (como vulgarmente se suele decir), de tal forma que las fechas sólo sirven para ubicar los acontecimientos y las vidas en la historia.

Más que las personas, en su aspecto corporal, lo que importa es su trasfondo, son las huellas que dejan a su paso, a lo largo del camino de su propia vida.

En este libro existen muchas fechas pero en realidad y si nos paramos a pensarlo sólo sirven para eso, para ubicar a determinadas personas en ciertos hechos, historias o épocas.

En las decenas de páginas que siguen lo único que pretendo es dejar constancia por escrito de todo lo que sé, de mis recuerdos, y de todo aquello que he podido averiguar indagando en la memoria de los más viejos que viven de mi familia, lo único que quiero es que al dejar escritos ciertos sucesos y vivencias de mis antepasados, de las generaciones que me han precedido, desde las más lejanas en el tiempo, de lo que han podido rescatar de sus ya mermadas mentes, deterioradas por la vejez de los mayores, sobre todo de mi familia que aún viven, a aquellos quienes he conocido personalmente, a pesar de las correcciones o las añadiduras que otros les puedan hacer, cada cual tiene su percepción de los sucesos y los ve y analiza desde su punto de vista, desde su óptica, desde su prisma.

Otra de mis intenciones al escribir este libro es la de rendirle homenaje y tributo a mis mayores porque gracias a ellos hemos llegado al día de hoy, a ser lo que somos y a vivir como vivimos.

Pero mi intención principal es rendirle un sentido reconocimiento por su continua entrega, hacer público este tributo y dejar constancia de ello, a mi familia más cercana, a aquellos que tanto lucharon en cada momento, haciendo lo posible y lo imposible porque yo mismo, entre otros, esté o estemos aquí.

Por tanto este reconocimiento quiero que sea para ellos en forma de ese abrazo que quizá nunca les haya dado, principalmente a mis progenitores de los que, lamentablemente, ya sólo sobrevive mi madre, por tanto es a ella fundamentalmente, ya que todavía puede sentir ese calor humano, por y para quien escribo este libro y por tanto va este beso, este abrazo ya que, quizá por pudor, no lo hago frecuentemente.

Yo sé que ella, mi madre, haciendo gala de la humildad y la sencillez, de su nobleza (en el sentido de buena gente), que la caracterizan y que la han caracterizado siempre, a pesar de lo vivido, de lo sufrido y padecido desde que nació y hasta hoy, estará orgullosa de que en mi recuerdo también esté su compañero de toda la vida, estará orgullosa de compartir este sentido homenaje con mi padre, porque la mayor parte de su vida la ha hecho, la ha sentido y la ha pasado con él.

De ella, de mi madre he heredado tantas cosas buenas, la mayoría o todas, pocas o muchas, según quien me juzgue.

Por lo que has sido y lo que eres, por la fuerza de espíritu, la forma de ser, por los valores que nos has transmitido siempre y por las lecciones de vida que nos sigues dando en todo momento…

¡Este libro va por ti MAMÁ!
Juan Antonio Cid Ortega

1 comentario:

Mario Angel dijo...

Hola, mi nombre es Mario Angel Hernández González Cid, como se puede apreciar tengo el apellido Cid, del cual me he sentido muy identificado desde pequeño al conocer la épica historia, el ¨Mio Cid¨. Soy un estudiante cubano que accidentalmente me he encontrado una edición de su libro publicado, el cual me llamo mucho la atención, por sus hermosos versos y además por el incentivo estudio al cual se desdoblo, para tratar de ordenar lo mas fehacientemente su árbol genealógico. Le diré que mi bisabuelo Antonio Cid, era hijo legítimo de Don Gonzalo Cid natural de Las Corugeiras y de Doña Carlota Pérez, natural de Rairo. Era nieto por vía paterna de Blas Cid y Manuela Blanco, naturales de las Corugeiras y de Valiñas de Pazos respectivamente. Esta es la poca información que tengo de mis descendientes españoles y ojala le proporcione información valiosa de su utilidad. Le diré que en la actualidad puede remitirse a la Sr Concepción Cid Pérez, Rairo #37, 32.005-Orense, Telef: 988-24-59-37, mi abuela vive, y su nombre es Rosa Cid Carrera y tiene 88 años de edad, tuvo 6 o 7 hermanos pero no se los nombre de todos, de los cuales vive uno solamente y su nombre es Manolo Cid (es menor que mi abuela). Bueno si quiere tener contacto conmigo mi correo electrónico es Mario.Angel@hispavista.com y estoy inscrito en el facebook, disculpe la molestia causada, se despide de usted Mario Angel.