A mi padre (1.923-2.005)En la foto mi padre y yo (1.981)
ÉL SIEMPRE ESTUVO AHÍ
Él entregó toda su vida a otras vidas que lo necesitaban para poder vivir, él sacó como supo y como pudo a una familia numerosa (8 hijos y mujer) adelante con humildad y sencillez (nunca presumió de ser el primero ni el mejor en nada, nunca fue presuntuoso).
Pero aquí estuvo siempre en los malos tiempos, frente a todas las dificultades.
Se le acabó la leña antes de haber terminado de cocer el horno.
Párrafo de la novela de Dulce Chacón “Cielos de barro”:
“...Y más lástima me da a mí. Más que lástima, coraje me da, que yo fui alfarero como lo fue mi padre, y el padre de mi padre y el abuelo de mi abuelo, y todos pudimos disponer de lo nuestro, mal que bien, levantando con las propias manos los cántaros propios, y poniendo nosotros el precio. Y nunca nos ha faltado lo más preciso, ni siquiera en los años del hambre... ”
DE SUS MANOS
De sus manos aprendí
a surcar con mis manos
el eje de barro de la rueda
a engendrar vidas inertes, cacharros girando...
Desde niño fueron sus manos
las que me guiaron por caminos
de húmeda tierra blanda,
de barro recién parido.
Me enseñó a cortar, pegar, centrar,
subir, ahuecar, abrir, a hacer el zurrón (1),
darle la primera tirá (2), cerrar, a que se volviera
suave el tacto primero el barro rugoso.
Con sus manos me enseñó
que los surcos morían al filo
de una caña húmeda
que los volvía lisura y brillo.
Barro en terrón, paseras, pilas,
empilar, desempilar (3), landas (4) sal y sol.
Grandes ranchos (5) de porrones junto al horno,
enjornar, desenjornar (6), calor...
Sus manos prendían la llama,
la flama roja, transparente, el fuego,
turbio y tembloroso que curtía y endurecía
esos cuerpos frágiles y huecos.
Madrugadas, amaneceres cociendo,
(*) almiares de paja de trigo, enramas (7) de ramón
o baretas, taramas (8) de olivo ya secas,
horquilla, o paleta, la boca de la caldera engullía todo
lo que ardía, grandes caldas, eructos de fuego,
columnas de humo negro, ceniza, cisco o picón.
Cacharros que de verdosos se vuelven blancos
sin mácula o grieta alguna... perfección.
Aprendí todo lo que sé
de sus manos, de él, del tiempo
compartido a su lado, de su paciencia
infinita que soportaba la nada del principio.
Desde niño siempre fui de su mano,
siempre a su lado, aprendiendo
este ancestral oficio, herencia vital;
nací y crecí entre pellas de barro.
De sus manos fui viviendo como pude
hasta que llegó el momento de dejarlo,
él siempre estuvo a mi lado,
de sus manos, de él aprendí a hacer, a ser... todo.
Juan Antonio Cid Ortega
Junio de 2.005
1= El zurrón era la cantidad de barro que se marcaba y ahuecaba para comenzar a darle forma según el cacharro que se fuera a hacer.
2= Tirada: Estirar el barro dándole forma a la misma vez.
3= Empilar, desempilar: Vaciar, llenar la pila donde el barro en terrón se deshacía en agua.
4= Las landas eran lugares limpios sobre el suelo donde el barro aguoso de la pila se extendía para que el sol y el ambiente sin humedad lo curtiese para poder modelarlo.
5= Los ranchos eran grandes extensiones ordenadas de todo tipo de cacharros para contarlos o para que el sol los secara bien.
6= Enjornar, desenjornar: Enhornar o desenhornar vaciar o llenar el horno.
7= Grandes enramadas o montones de haces de retamas sobre todo se hacían en la época de la poda de los olivos.
8= Retamas.
(*) La paja y las baretas se usaban como combustible para los antiguos hornos morunos, se introducían en la caldera del horno que se estaba cociendo con horquillas o paletas metálicas.
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